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viernes, 7 de septiembre de 2012

SE FUEGO

Aunque los girasoles se queden ciegos

Y asome la muerte en sus ojos negros,

Aunque se seque el mar entero

Porque el calor de tu mirada

Evapore la sal de mis lágrimas,

Aunque La Luna ya no me acaricie

Porque se apague la luz en sus pupilas de plata…

Se el fuego que me consuma cada mañana,

Amanece por el costado de mi horizonte

Y abrásame hasta la más oculta de mis entrañas.

No tengas prisa, mi amor,

Tienes todo el día para caminarme,

Toda la noche para amarme,

No pares para descansar

Bajo sombras de lágrimas negras,

Y si haces una pausa

Deja que entonces sean mis labios

Los que saboreen sorbo a sorbo

Ese hierro derretido

Que sabe a miel en tu boca..

Siembra mis surcos sin miedo

Que aún quedan hojas verdes,

En la memoria de otras primaveras,

Cuida que la simiente esté pletórica de deseo,

Que las amapolas se tornan mustias

Si al trigo verde se le acaba

La húmeda pasión de la espiga

Que se tiende desinhibida

Para copular con amarillos soles.

Con la seda de tus cabellos,

Encierra mis contornos en un círculo mágico,

Llena tu mirada del brillo de las estrellas

Que no queden rincones

Donde se oculten las sombras.

Se la tea en mis noches

Y quémame en ella

Hasta que de mi pasión solo quede

El voluptuoso humo de un cigarrillo.

 

(José M. Huete García, Febrero 2011)

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