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sábado, 11 de agosto de 2012

AMANECER
Siento el canto del gallo
como una amenaza
para esta ambigüedad
de las horas
en que nada se arriesga,
para este letargo del tiempo
donde en plena concupiscencia
me regodeo con efímeras sombras
sin caderas,
sin miradas brillantes de deseo,
sin bocas sedientas
de néctares obsoletos,
sn manos humedecidas
de la vaciedad de los instantes
que se escapan
en la sutileza de lo inocuo,
sin entrepiernas donde palpita
en gemidos ahogados,
del fluir de lo eterno,
en el surco sagrado
donde explota la vida...

Espero la caricia suprema
de los pétalos de fuego
que ponen la palabra
enhebrada de luces
en la garganta de un día nuevo...

Y me hablará de la belleza,
memoria de las flores,
de la verdad inherente
al canto de la cigarra
insumisa y rebelde,
a la bondad que expresa
en la madre tierra
amamantando verdes mieses
con la plenitud de las certezas
que comienzan y terminan
donde se traza el horizonte.

Y es ahí donde morirme quiero
alzando mi silencio desgarrado
hasta ese punto de luz
donde tu voz me llama
para hacernos uno
asomados al abismo
donde se oculta el misterio.

(José M. Huete García, Julio 2012)

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