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martes, 7 de agosto de 2012

TRISTEZA
Amor,
cuando en tu mirada surge
ese brillo oblicuo
del constante interrogante,
y esa pregunta fatídica
de qué está hecha perenne mi tristeza,
queda suspendido en el aire
un vaho asfixiante,
que no puedo evitar aspirar
hasta que me quema el alma...

Quisiera tener la respuesta,
y una retahíla de palabras,
bien ordenadas,
acentuadas,
puntuadas,
de una brillantez, que calme,
pero no exaspere,
ese cándido sentimiento
de pertenencia,
que atenaza tus miedos,
al falso brillo de tus
creencias sagradas.

Pero, callo,
me exculpo a mi mismo,

no entenderías
que es en esa tristeza,
donde mana la fuente
de esta pasión que me sobrepasa,
que es en ella,
donde temo que se apague la llama
de mi última esperanza,
la de seguir creyendo
que es este sueño de ti,
donde volveré a encontrar
aquel Paraíso Perdido
de la inocencia primigenia.
(José M. Huete Garcia, Agosto 2012)

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