Seguidores

martes, 7 de agosto de 2012

AUN HAY NIDO PARA LA CIGÜEÑA
Amor,
yo sé que te preocupa
distinguir quienes son los buenos,
y quienes los malos,
que aún arropas tu mente
con esa manta inocente
de los cuentos de siempre,
que en las tarde de invierno
recitaba la abuela,
reavivando el calor del brasero
con la badila en mano.

Sé que toda tu vida has caminado
y te ha sido suficiente,
con esos ropajes
tan esquemáticos,
donde la certeza se bordaba
con hilos tan resistentes
que siempre duraban
uno y otro, y otro verano.

Y ahora en los tiempos agitados,
cuando la verdad y la mentira
son solo fugaces matices
que apenas duran un rato,
te sientes tan desnuda
y extravagante,
como se siente la cigüeña
cuando ya no es de piedra,
sino de fibrocemento
su ancestral campanario,

Mas yo te digo, amor,
que en este tiempo desarraigado,
en este Via Crucis,
en que se convierte el camino
para el sentimiento puro
que en la incerteza
se siente inmolado,
siempre reconocerás al malo,
en quien sin darte mas opción
quiere arrastrarte hasta su lado.

No dejes que tu historia
sea escrita por otras manos,
que no sean tan pulcras
como las de la abuela
con la badila en mano,
que ellas solo se manchaban
de carbón,
y de pan amasado a mano.
No creas a quienes predican
desde una u otra trinchera,
que ahora es el tiempo del dolor
y de la rabia en le corazón…

¡Que nunca hubo una Primavera
a la que no sucediera un verano,
y la cigüeña seguirá anidando!

(José M. Hete García, julio 2012)

1 comentario:

  1. Querido José este poema no lo habia leido antes , que hermoso dialogo entre el hablante y esa otredad a la que se dirige en su predica sobre la cotidianidad y la abuela...Es un poema serio de gran reflexión. Aprecio este espacio y te voy a seguir visitando . Abrazos

    ResponderEliminar